En anteriores viajes realizados con nuestro hijo y cuando éste era bastante más pequeño que ahora, nos había sido imposible entrar con él en determinadas zonas de baño del tipo Balneario o Spa. Muy a pesar nuestro, varias veces nos quedamos con las ganas de pegarnos un bañito y relajarnos en las zonas de las que disponen este tipo de establecimientos. Durante el #Europara3, hemos descubierto un lugar del que ya habíamos leído de sus características, contadas por otros viajeros, donde contaban que se podía entrar con niños e incluso con bebés.
Se trata del Balneario más antiguo de Budapest y considerado uno de los balnearios públicos más grandes de toda Europa, os hablamos del archiconocido Szechenyi, su construcción data de 1913 y fue en su día el primero de los balnearios de Pest.
Szechenyi, un balneario familiar
Szechenyi, es uno de los balnearios más populares y más frecuentado por los turistas que como nosotros andan buscando un poco de relax después de tantos día intensos de viaje. Lo primero que llama la atención, es sin duda su arquitectura, antigua y majestuosa bien combinada con el llamativo color amarillo de la fachada de los edificios que rodean sus tres piscinas exteriores. De estas tres piscinas, dos son de agua caliente, una más que la otra, aunque las dos superan los 30° de temperatura, además una de ellas dispone de jacuzzi y es frecuente encontrarte en ellas a varios clientes con agua hasta la cintura y disputando una apasionada partida de ajedrez. La piscina central es una piscina olímpica con varias calles y en la que es obligatorio el uso de gorro y sus aguas no son tan calientes como en las otras que la rodean.
El edificio interior, cuenta con varias salas donde se ubican un total de quince piscinas de diferentes temperaturas y composiciones de sus aguas, ya que por si no lo sabíais éstas son ricas en Sodio, Magnesio, Flúor y Azufre, principalmente indicadas para tratamientos musculares y óseos.
Si seguimos indagando por sus instalaciones también encontraremos varias saunas, baños turcos, salas de masajes y baños de vapor, incluso en alguna de ellos se realizan ejercicios gimnásticos para grupos.
En los vestuarios dispones de cabinas que contratas al pagar la entrada. Te proporcionan una pulsera parecida a un reloj con un código de la que no te desprendes en todo el tiempo que dura tu estancia en el balneario. Con ella accedes a tu cabina las veces que sean necesarias y en ella además de cambiarte, guardas todos los objetos y ropa que no vas a necesitar mientras duren tus baños.
El lugar nos pareció de lo más interesante, pero sin duda, tal y como os comentábamos al inicio del post, lo que más nos llamó la atención es que estaba lleno de familias con niños de todas las edades, incluidos bebés de meses.
Para los que no seáis padres, o si simplemente no os guste estar en compañía de niños, esto a buen seguro no os agradará demasiado pues ya sabemos como pueden llegar a comportarse y alborotarse los niños cuando se encuentran delante de enormes piscinas de agua calentita. Para los que somos padres, sin duda es una auténtica alegría que dejen entrar a nuestros hijos independientemente de la edad que tengan, claro está, haciéndonos responsables en todo momento de sus actos para no molestar al resto de bañistas y por supuesto tomando las medidas adecuadas para que sobre todo los más peques no hagan sus necesidades en el agua.
En fin!!, para nosotros era la primera experiencia con Álvaro en un Balneario y es un auténtico placer poder contar que ésta fue en uno de los balnearios más míticos de la vieja Europa.
Sin duda una experiencia en familia que no deberíais perderos si viajáis con niños a Budapest, ellos y vosotros disfrutareis de una jornada inolvidable.
¡¡Al Agua Patos!!