Muchos años llevábamos queriendo viajar a Ciudad de Mexico, anotado el destino en nuestra agenda viajera, parecía que nunca iba a llegar el momento ideal, pero llegó y un buen día despegaba nuestro avión hacia D.F. La emoción era incontenible, por fin, había llegado ese momento tan ansiado y el país de los mariachis y el guacamole esperaba por nosotros.
No podemos negar que Ciudad de Mexico nos impactó desde el primer momento, mejor dicho, desde el momento en que las acristaladas puertas del aeropuerto internacional Benito Juarez se abrieron dejando ante nuestros ojos una larga estela de coloridos taxis y altos edificios. Es una ciudad extremadamente bulliciosa porque está llena de vida.
Por nuestra especial manera de viajar, o sea, por libre totalmente, siempre intentamos buscar el alojamiento antes de llegar al destino, sobre todo por la comodidad a la llegada ya que son muchas horas de avión, de “jet lag” y más aún, porque viajamos con nuestro hijo.
Alojamiento en Ciudad de Mexico
Para nuestra estancia en esta gran ciudad elegimos un lugar céntrico, más céntrico imposible, y para ello no dudamos en consultar numerosas fuentes entre las que se encontraba TripTidy, y la verdad es que nos sirvió de muchísima ayuda. El alojamiento estaba genial, sin duda cubría con creces nuestras modestas exigencias, el lugar era limpio, la habitación era amplia, servían un delicioso desayuno y como ya hemos comentado estaba en pleno casco histórico. Desde la terraza de nuestra habitación casi lográbamos acariciar la fachada de la majestuosa Catedral Metropolitana situada en pleno corazón de Ciudad de Mexico, en la siempre bulliciosa Plaza del Zócalo. Todas las tardes, después de descansar de las visitas, bajábamos con un balón y pasábamos largas horas jugando y admirando las numerosas exhibiciones que en ella acontecen.
Nuestros días en D.F transcurrieron entre visita y visita, de barrio en barrio, admirando la gran variedad de estos, unos más clásicos, otros extremadamente modernos y sin olvidarnos de su impactante distrito financiero decorado con imponentes y modernos edificios de oficinas. Pero sin duda, lo que más nos gustó de la ciudad y como nos suele ocurrir siempre, fueron sus mercados. Nos apasionan los mercados, son la esencia de cualquier pueblo o ciudad, en ellos es donde realmente descubres las costumbres y tradiciones allá donde estés.
No podemos olvidarnos tampoco de mencionar su gastronomía por todos conocida, aunque a decir verdad, nada tiene que ver, degustarla aquí entre los mexicanos que comerla en España, lógicamente aquí en Ciudad de Mexico sabe mejor. Probamos de todo, hasta nos atrevimos con unos chiles habaneros que casi nos dejan sin respiración. Rico, Rico!!
Ciudad de Mexico, es realmente un maravilloso espectáculo lleno de luz, color y sabor que difícilmente podremos olvidar y al que no descartamos regresar algún día.