Escocia en general y Edimburgo en particular era una de esas asignaturas que teníamos pendientes después de visitar Londres donde celebramos el fin de año pasado 2010. Queríamos volver a vivir esta mágica experiencia de cambiar de año lejos del calor de Tenerife y los países anglosajones nos encantan. Sus gentes nos transmiten una alegría a veces difícil de entender, unos paisajes espectaculares y como no, una gastronomía exquisita a la vez que muy desconocida.
Londres nos gusta y mucho, pero Edimburgo nos ha enamorado, es muy especial.
Mientras caminas por sus callejuelas empedradas y casi siempre mojadas por la lluvia encaramadas hacia el castillo te trasladas en el tiempo, sus costumbres y las leyendas que hemos leído acerca de este país, no nos dejan indiferente. Hemos paseado por su dorada playa en el barrio de Portobello, visitado un cementerio típico y varios museos, subido al castillo, comido su maravilloso Haggies y el fish&chips, incluso hemos visitado a la famosa “oveja Dolly” y más y más… Como nos nos a dado tiempo de ir a visitar a Nessy, hemos prometido volver.
Nuestro hijo Alvaro nos ha vuelto a demostrar que se hace mayor, una vez más nos ha dado una lección de saber estar que sorprende bastante viniendo de un personaje tan jovencito. Ha disfrutado de lo lindo escuchando las historias que sobre esta ciudad y este país en general se han escrito a lo largo de la historia. a su lado uno vuelve a soñar como cuando éramos niños como él lo es ahora.
Gracias a él hemos vivido durante este viaje quizás, una de las experiencias más intensas emocionalmente que podamos recordar. Participar hasta el final de la procesión más luminosa y larga que jamás habíamos visto. Considerada la fiesta de invierno más importante de Europa.
Hogmanay, sin duda nos ha marcado, bajo una débil e intermitente lluvia y un intenso frío, compramos una antorcha y nos unimos a una multitudinaria procesión de miles de personas, lugareños y turistas caminamos juntos durante varias horas, todos con la misma ilusión y emoción.Una serpenteante e infinita cola de antorchas encendidas se pasea por las callejuelas y se encarama hacia la cumbre de Calton Hill donde nos esperan como colofón final uno de los espectáculos pirotécnicos y musicales difíciles de olvidar.
La noche de fin de año, fue para nosotros, una vez más, otra experiencia preciosa, otra forma de vivir la fiesta, que aunque parezca que es igual en todo el mundo, os podemos asegurar que siempre es distinta una de otra. Bajo un frío difícil de soportar para unos canarios como nosotros y después de una suculenta cena a base de Fish&Chips, nos situamos encima de uno de los puentes que cruza la ciudad y disfrutamos de las campanadas y los fuegos artificiales, que a la vez que nos anuncian la llegada del 2012, también nos recuerdan que nuestro fantástico viaje llega a su fin, Bye Bye Edimburgo.
Mezclados entre multitud de gentes de todas partes del mundo, hemos vuelto a soñar, a disfrutar, vivir…sencillamente maravilloso.
Como nuestro vuelo salía de Glasgow, al día siguiente partimos rumbo a esta ciudad a una hora de guagua y pasamos el día 1 de enero paseando por sus calles comerciales, que dicho sea de paso estaba todo cerrado. Gracias una vez más a McDonalds,
almuerzo y cena…. Toma ya!!! viva la vida sana.
Ni siquiera los chinos estaban abiertos ¡¡que fuerte los chinos ya no son lo que eran!!.
Pasamos la tarde en la feria con Alvaro, hacemos noche y el día 2 de vuelta a nuestro calorcito chicharrero, es lo único que hemos echado de menos.
Bye Bye Glasgow Bye Bye Escocia