Ushuaia, capital de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, se ubica en las costas del Canal Beagle rodeada por la cadena montañosa del Martial, en la bahía de Ushuaia.
Además de ser un centro administrativo, industrial, portuario y turístico, es la única ciudad Argentina que se encuentra del otro lado de los Andes, vista desde el resto del país. También es, la única ciudad Argentina (y puerto) con costas y aguas pertenecientes al Pacífico, si bien esto no es reconocido abiertamente por el estado, que formalmente considera al Canal Beagle un paso bioceánico, pues de otro modo contradiría tratados limítrofes firmados con Chile los cuales se lo impiden.
Sea como fuere, Ushuaia con poco más de 100 años de existencia ofrece no sólo una historia riquísima para descubrir, sino que invita a compartir sus bosques, montañas y cristalinos ríos, transmitiendo la magia que sólo puede generarse en el confín del mundo.
Pueblo, aldea, ciudad pujante, además de tierra de leyendas y aventuras, resulta una atracción inevitable para quienes un día decidimos llegar al final del mapa y al comienzo de la aventura.
Era mayo de 2003, o sea el otoño austral y conseguimos un vuelo muy económico en la capital Argentina. Desde Buenos Aires volamos a Ushuaia haciendo escala en Trelew. El tiempo de vuelo fue de unas 6 horas y eso que la escala fue sin bajarnos del avión. Ushuaia cuenta con un aeropuerto internacional, muy cercano al centro de la ciudad. No hay servicio de buses pero el viaje en taxi no es caro y eso fue lo que hicimos, cogimos un taxi que nos llevó hasta el albergue que teníamos contratado para alojarnos durante nuestra estancia en la ciudad.
En nuestra espera en el aeropuerto de Buenos Aires, conocimos y entablamos conversación con una chica que vivía en Ushuaia y viajaba con su hijo que también era pequeño y se hizo amiguito de Álvaro. Nos comentó que alquilaba habitaciones por si necesitábamos alojamiento, pero nosotros ya teníamos contratado un Hostel, aún así nos dejó su contacto para quedar en vernos.
De las pocas veces que hemos tenido problemas en nuestros viajes una fue justo aquí. Al llegar al Hostel, nos querían dar una habitación que no era la que habíamos contratado, nos comentó que le había llegado un grupo y nos cambiaba la habitación por otra que no tenía baño. En fin para no aburriros, le dijimos que ni hablar y nos fuimos. Adivinad a quien llamamos, claro a la chica que conocimos en el aeropuerto.
Cogimos las mochilas y con un mosqueo monumental dejamos atrás el hostel y nos fuimos hacia su casa. En ese momento tenían todas las habitaciones alquiladas pero sin pensárselo dos veces, llamó a su amiga y vecina, Marta, que también se dedicaba al alquiler de habitaciones en su casa y nos consiguió alojamiento, además nos invitó a merendar con su marido y su hijito, una gente maravillosa.
Cuando llegamos a casa de Marta, nos esperaba con los brazos abiertos, estaba feliz, una familia española iba a compartir con ella y su familia unos días en su hogar, cogió al gordito en brazos y nos mostró la que iba a ser nuestra habitación, sin apenas darnos cuenta, nos había preparado una cuna para el bebé con unas sábanas preciosas de Mickey Mouse.
Marta era una joven viuda que tenía que sacar adelante a sus tres hijos que estaban estudiando, así que además de su trabajo, alquilaba habitaciones con un suculento desayuno, que ella misma preparaba y servía en un salón con vistas al Canal de Beagle.
Pronto se hizo con nuestro cariño y sobre todo con el del niño, al que se empeñó en prepararle los potajes todos los días, ella y sus hijos consiguieron que nos sintiéramos como en casa, haciéndonos participes entre otras cosas de unas agradables veladas de música al calor de la chimenea.
Nuestros días en Ushuaia transcurrieron de excursión en excursión,
El tren del fin del mundo.
La Estación del Fin del Mundo se encuentra a 8 km al oeste de la ciudad. El tren recorre el sendero que hacían los presidiarios a principios del siglo XX, llegando hasta la Estación Parque Nacional Tierra del Fuego. Recorre el Valle Pico, en la Garganta Toro y la Estación Cascada La Macarena, donde aprendes todo acerca del pueblo originario Yámana, luego se detiene en un punto con amplia vista panorámica durante 15 min. Con lo que nos gustan los trenes, os podéis imaginar lo bien que lo pasamos los tres!!!
Parque Nacional Tierra del Fuego.
Declarado como tal en 1960, tiene una superficie de 63.000 has de bosque andinopatagónico, con costas sobre el Canal Beagle. Está ubicado a 12 km al oeste de Ushuaia. Se extiende desde la sierra de Injoo Goiyin (o de Beauvior), al norte del lago Fagnano, hasta la costa del Canal Beagle en el sur. Es uno de los pocos parques nacionales argentinos con costas marinas. El parque cuenta con picos en que se alternan con valles donde hay ríos y lagos originarios de glaciales. Solamente unas 2000 ha de su extremo meridional están abiertas al público. El resto del parque tiene la catalogación de «reserva estricta».
Durante el recorrido se puede admirar la enorme belleza de los parajes que te acompañan, además nosotros coincidimos con el otoño austral y el paisaje se había teñido de tonos ocres, amarillos y naranjas.
Base Naval «Almirante Berisso».
Sede del Comando del Área Naval Austral. En su predio se encuentra el edificio de piedra del antiguo Presidio Militar y ex cárcel de reincidentes en el que actualmente funciona el Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia. Edificios del Hospital naval, Cine Packewaia, Antigua escuela de la Base y la sede de la Asociación de Arquitectos de Ushuaia en una casa típica construida por los penados para la familia Blanco y recientemente recuperada.
Muelle turístico Eduardo Brisighelli.
Parten las excursiones marítimas por el Canal de Beagle y hay puestos de información turística y venta de excursiones. Nosotros nos decidimos a coger un barco y recorrer este emblemático lugar. Las vistas de Ushuaia desde el canal son impresionantes, puedes apreciar las impresionantes montañas nevadas que rodean la ciudad con sus imponentes glaciares. El trayecto del barco, además te ofrece la posibilidad de admirar las especies que lo habitan como son los ruidosos cormoranes, los simpáticos lobos marinos, a los que te acercas casi hasta tocarlos y tuvimos la oportunidad de degustar las deliciosas algas que viven el estas aguas.
Además de traernos de vuelta a España un recuerdo inolvidable de Tierra del Fuego como era de esperar, nos trajimos algo mucho más valioso, la amistad de dos familias que a pesar de la lejanía en el espacio y el tiempo seguimos conservando.
Parece que tenemos un feeling especial con la gente de Argentina, les adoramos y nos adoran!!!