Madrid, cuántas cosas bonitas escondes!
Para los que no somos de Madrid, pero que venimos a ella mínimo una vez al año por motivos viajeros, somos conscientes de que casi siempre dejamos escapar lo mejor. No nos referimos a Madrid como la gran urbe que es y que nos encanta, toda ella cargada de interesantes museos, avenidas repletas de comercios y tráfico, míticas plazas y como no, sus famosísimos bocatas de calamares o sus callos, que por cierto conocemos bastante bien. Nos referimos al Madrid más tranquilo, relajado y descontaminado, al Madrid rural. Tenemos unas ganas locas de volver pensando en lo que ésta comunidad nos puede dar a conocer a través de los cinco sentidos y que todavía no hemos descubierto.
Una escapada en familia, o quizás y porque no, en pareja aprovechando uno de esos puentes largos que tanto oxígeno nos proporcionan durante el año. Unos días en plena naturaleza, disfrutando de lo mejor de la zona. Además hemos descubierto que existen buenos precios en casas rurales en Madrid para alojarnos. Le hemos estado dando un vistazo a la página de Top Rural y la oferta de la que disponen nos parece muy interesante, sobre todo para los que viajamos en familia.
Recorrer el Madrid rural con los cinco sentidos, ¿te imaginas como?
Con la vista…
Nos apetece contemplar el amanecer, el atardecer, el verde de sus Parques Naturales, la vida en torno a sus pantanos, fotografiar preciosas ermitas o como no, soñar con el medievo mientras visitamos sus imponentes castillos. Que gran recorrido, a Álvaro, esto último le encanta.
Pueblos maravillosos como Aranjuez, Alcalá de Henares, La Hiruela, Pinto, Chinchón. Algunos de ellos y gracias a la cantidad de buenos amigos que tenemos en Madrid y que dedicaron parte de su tiempo en hacernos de guía ya los conocemos, pero otros muchos no y estaremos encantados de pasear por sus calles, sentarnos en sus plazas y disfrutar de sus gentes.
Con el oído…
Escapar de los ruidos que provocan los coches, las guaguas o mejor dicho los buses (en Madrid) de las ensordecedoras motos con esos escandalosos tubos de escape y esas bocinas todo el día sonando, de conductores estresados increpándose unos a otros, uff!, solo de imaginármelo ya me duele la cabeza.
Que si!, que las ciudades nos encantan, pero también nos gusta disfrutar del silencio, del piar de los pajaritos, despertar con el canto de los gallos o disfrutar del susurro del viento de vez en cuando.
Con el tacto…
Experimentar la agradable sensación de caminar sobre la hierba del campo humedecida por el rocío. Sumergir los pies en las frías aguas de los ríos y sentir como se produce un ligero cosquilleo que recorre todo el cuerpo. Practicar deportes como el ski acuático o la vela en los pantanos, recordad que somos canarios y en las islas tenemos muchas maravillas, pero de esto nada de nada, ni ríos ni pantanos.
Con el olfato y el gusto…
Olor a tierra mojada, a leña quemándose en las chimeneas, esto está muy bien!, pero para que nos vamos a engañar, en este apartado en lo que realmente estamos pensando y por lo que hemos puesto juntos estos sentidos, es porque los ponemos en práctica a través de la gastronomía del lugar que visitamos. No es ningún secreto que nos encanta comer y probar cosas nuevas, incluso a Álvaro a pesar de su celiaquía.
Como en el resto de España, en esta zona también se come de maravilla. Se nos hace la boca agua solo de pensar en ese delicioso cocido madrileño, los callos, la sopa de ajo, los pestiños, los huevos estrellados y más y más…
No tenemos remedio ya lo veis! recién aterrizados de nuestra última gran aventura asiática, ya estamos pensando en un nuevo reto viajero en familia.
Se aceptan sugerencias!!