Cuando uno decide viajar con su hijo, lo hace con todas las consecuencias, es decir, como niños que son, tendrán días mejores y días peores, e incluso momentos de todo tipo a lo largo del mismo día que condicionarán en cierta forma el viaje.
En nuestro caso, la experiencia de viajar con nuestro hijo desde que era bien pequeño a países con culturas totalmente distintas a las que él no está acostumbrado, nos ha hecho vivir momentos inolvidables y por suerte casi en su totalidad buenos y divertidos.
Álvaro ha crecido disfrutando y aprendiendo de la realidad en la historia de cada lugar y nosotros con él. Las anécdotas vividas en el pasado siempre estarán en nuestras memorias como un recuerdo maravilloso de aquellos años en los que nuestro joven viajero era sencillamente un pequeñísimo viajero que recorría el mundo y que había que disfrazar la realidad de los lugares con tal que le resultaran interesantes.
Uno de esos momentos de divertidos recuerdos que nos hacen sonreír cada vez que lo comentamos es el que en este post os vamos a relatar y sucedió en Ankara, la capital de Turquía.
Durante nuestro viaje de treinta días por Turquía, no podíamos dejar de visitar Ankara, su capital. Habíamos estado en este maravilloso país tal y como ya os hemos contado, pero esta vez queríamos recorrerlo más detenidamente y nuestro empeño nos llevó hasta Ankara, su capital. Cuando se habla de Turquía casi siempre se nos viene a la mente la enigmática Estambul, o la espectacular Capadoccia y poco más, pero nosotros decidimos que teníamos que conocer Ankara aunque no fuera ni tan enigmática, ni tan espectacular y así lo hicimos.
Ankara, es la segunda ciudad más grande de Turquía después de Estambul y tiene varios lugares que merecen la pena ser visitados como son, el Museo de las Civilizaciones de Anatolia, la Mezquita Kocatepe, el Kizilay, el Atakule y la Granja y zoologico del bosque de Atatürk.
En este post no os los vamos a describir, eso lo guardamos para otro día. Hoy os contamos nuestra visita al Mausoleo de Anitkabor. En este Mausoleo está enterrado Mustafa Kemal Atatürk, líder de la Guerra de Independencia Turca, fundador y primer presidente de la República de Turquía. Pocos países han sido cambiados tan profunda y permanentemente por un solo gobernante como Turquía lo fue por Atatürk.
Debido a la gran estimación y respeto que el pueblo turco siente hacia Atatürk le fue construido en Ankara, un Mausoleo impresionantemente grande, de gran belleza y muy bien conservado. Le rodean unos bonitos jardines, un museo en su interior con fotos y pertenencias de Atatürk de gran valor histórico. Además desde el exterior se tienen unas vistas panorámicas espectaculares de la ciudad de Ankara y se puede disfrutar del cambio de la guardia en el Panteón. En el interior del recinto se encuentra la tumba de Atatürk, una gran estructura de mármol con coronas de flores a sus pies.
Como presumiblemente la visita no iba a ser de especial interés para nuestro pequeño viajero, decidimos improvisar y contarle la historia de la mencionada tumba. Le contamos que Atatürk había sido un gran militar, muy grande y muy valiente, que a lomos de su caballo defendió Turquía de los ataques de los malos y que cuando murió lo enterraron en una tumba muy grande en medio de una gran sala, para que todo el mundo pudiera venir a visitarlo como haríamos nosotros. El resto de la historia fue creciendo en el diminuto cerebro del viajero, con casi 5 años fue creando una historia alrededor de este histórico personaje y bautizó a la tumba de Atatürk como «La piedra del muerto».
Mil vueltas nos hizo darle a «la piedra del muerto» y su interesante historia, íbamos y veníamos por aquellas grandes salas y adivináis donde terminábamos…claro contemplando una y otra vez esa piedra histórica, la piedra del nuevo héroe de nuestro enano. Una y otra vez, se acercaba a ella e intentaba descubrir algún hueco para ver en su interior y nos bombardeaba a preguntas, entre ellas, de como habían metido dentro a ese señor que dormía para siempre dentro de la piedra y al que los turcos adoraban. Al final de la visita nos dimos cuenta que el pequeño Álvaro había disfrutado como nadie porque lo que a simple vista para nosotros era un bonito homenaje a un personaje tan importante para la historia de Turquía, para él se había convertido en un importante descubrimiento, nunca antes había contemplado una piedra con un muerto dentro.
Pero no creáis que la historia terminó ese día, noooo!, durante los siguientes días de viaje, siguió dándole vueltas al porqué los turcos habían metido un muerto dentro de una piedra y de como lo habían hecho, no le terminaba de encajar. Hoy por hoy nuestro viajero ya no es pequeño, ya no hace falta alimentarle con historias que se alejan, a veces, un tanto de la realidad para que disfrute de los lugares que visitamos.
Turquía, Ankara y el resto de ciudades, sus gentes y sus monumentos son una maravilla a la que nosotros le tenemos un cariño muy especial, país al que nunca nos cansaremos de volver.