Muchas veces para sentirse como en casa no hace falta estar en ella. Seguro que a los que sois viajeros como nosotros os suena bastante esta frase. Desde que practicamos el couchsurfing, solo nos ha dado una alegría tras otra. Todo ello es sin duda por la amabilidad de gentes que a pesar de no conocerlas, nos acogen y atienden como si de parte de su familia se tratara.
Que significa hacer Couchsurfing
La traducción del vocablo couchsurfing, no es otra que la de surfeando en el sofá. Se trata de una red en la que los viajeros de cualquier parte del mundo nos comunicamos para intercambiar estancias en nuestras casas.
El Couchsurfing, a pesar de lo que muchos interpretan, significa mucho más que “dormir gratis”. Es un “intercambio cultural” en su máxima expresión.
Es la posibilidad de conocer gente local o de otras nacionalidades y de que esas personas te lleven a descubrir lugares, comidas, rincones y experiencias que probablemente nunca tendrías o descubrirías sin ellos. Es tener siempre “un amigo” en cualquier parte del mundo.
Por suerte a lo largo de nuestra vida viajera en familia nos hemos topado con mucha gente buena en muchas partes del mundo y es por eso que en este post queremos rendir un pequeño y sentido homenaje a todos ellos.
Matute de Almazán y un couchsurfing muy especial
La última experiencia vivida y que a buen seguro nunca olvidaremos, no nos lleva demasiado lejos de casa, concretamente a un pequeño pueblecito de apenas 45 habitantes, ubicado en la provincia de Soria y llamado Matute de Almazán. De la mano de una encantadora octogenaria llamada Primi, que a la vez, es la abuela de nuestra querida Nuria, la recordáis?, claro que si, nuestra primera «couchsurfer».
Pues bien, como ya sabéis seguimos manteniendo una cordial relación con ella y en este viaje a Europa decidimos que era una inmejorable ocasión para conocer a su familia. Además de despedirnos personalmente de ella, pues nuestra pequeña Nuria se nos marcha becada a estudiar a EE UU dos años, nada más y nada menos, ¡¡Que lista es nuestra niña!!
Al llegar al pueblo, ni que decir tiene que nos recibieron fantásticamente bien, reuniendo a buena parte de su familia y amigos para conocernos. Escasas 24 horas bastaron para disfrutar con ellos de un bonito paseo por Almazán, conociendo pintorescos rincones y a ilustres habitantes con los que tuvimos la oportunidad de visitar una de las casas más emblemáticas del lugar.
Pero sin duda la mejor de las sorpresas estaba aún por llegar. Como en casa de Nuria no había espacio para dormir, decidieron que lo mejor sería trasladarnos a casa de la abuelita a unos pocos kilómetros de distancia.
Al llegar estaba atardeciendo y el cielo de Matute de Almazán, que así es como se llama el pueblillo, nos quiso recibir con un bonito espectáculo de color.
La mamá de Nuria y una de sus tías comandadas por la incombustible Primi nos habían preparado un suculento manjar típico de la zona. Un asado de carnes, chorizos y una buena fuente de torreznos sorianos y todo ello regado con un buen vino.
No contentos con ello, nos regalaron tres preciosas mochilitas con el anagrama de nuestro logo, obra de Marta, la hermana de Nuria y que es una manitas. Agasajaron a Álvaro con suculentas propuestas «sin gluten», pan, papas, torreznos y unas exquisitas galletas nada menos que traídas dede Madrid para la ocasión.
Llega la hora de dormir, se ha hecho tarde y hay que descansar porque mañana nos toca proseguir la ruta. Todos se marchan y nos quedamos solos con Primi. La noche transcurre deprisa y a la mañana siguiente nos espera la dulce abuelita con la mesa puesta.
Unas magdalenas, hechas por ella, adornan la mesa para desayunar. Que le pregunten a Álvaro que al no poder comer de las magdalenas, le tenía preparado un huevo de corral recién puesto por sus gallinas.
Llegó la hora de partir y sinceramente la despedida fue de lo más emotiva. Primi con los ojos empañados nos decía adiós con su mano, nosotros al igual que ella hacíamos lo propio.
Por más couchurfing que hagamos en la vida, seguro que ninguno superará a este. Compartir con Primi su preciosa casa con miles de antigüedades, su corral de gallinas y su preciosa cocina de leña, no se olvida jamás.
No se puede pedir más en la vida. Te reciben como si fueras de la familia, te hacen regalos maravillosos, te invitan a cenar y te deleitan con interesantes historias. El couchsurfing una vez más nos ha llenado de maravillosas experiencias!
Sin duda, personas como la familia Ballesteros – Soria, hacen que te sientas especial.
¡¡Mil Gracias Familia y ya sabéis, nuestro hogar, es vuestro hogar!!