En diciembre de 1985, la UNESCO incluyó en su listado de Ciudades Patrimonio a la «antigua ciudad de Segovia y su acueducto romano». Es obvio que razones no faltaban. Además, Segovia fue la fuente de inspiración para que Quevedo escribiera el Buscón don Pablos. También en esta ciudad, fue proclamada Reina de Castilla Isabel I, la Católica, con lo que este hecho supuso para la Historia. Y porque aquí se imprimió un libro por primera vez en España.
Por todo esto y porque nunca la habíamos visitado, de regreso a España, procedentes de Francia, decidimos hacer una paradita para disfrutar de su belleza y porqué no, degustar uno de los platos más típicos de la zona.
Paseando por sus callejuelas o descansando a la sombra de su majestuoso y bello acueducto, uno se deja llevar por la imaginación trasladándose en el tiempo.
Llegamos a Segovia casi al mediodía de un caluroso día de verano, después de una primera toma de contacto con la ciudad tocaba ir a a comer y como no podía ser menos cuando uno llega hasta aquí, tocaba probar su plato estrella «el cochinillo«. Con mesa reservada en el famoso restaurante de Jose Mari pudimos comprobar el porqué de su merecida fama. Aunque sinceramente, si se nos permite opinar, razón cantidad – precio, pensamos que está algo descompensado, ya que el cochinillo lo sirven solo, sin ningún acompañamiento, no le vendría nada mal algunas papitas panaderas, por ejemplo.
Después de ese manjar, tocaba caminar un poquito para bajar la barriga y nada mejor que recorrer la ciudad, su Acueducto, su maravilloso Alcazar, callejear y descubrir la historia de sus calles, en fin, disfrutar como enanos de lo que estábamos visitando.
El Acueducto de Segovia es una de la mas impresionantes obras de ingeniería que dejaron los romanos a lo largo de su imperio. Se trata del símbolo mas importante para los segovianos, hasta el punto de ser parte de su escudo. Se desconoce exactamente la época de su creación, pero los investigadores lo sitúan entre la segunda mitad del siglo I y el II, en la época de los emperadores Vespasiano o Nerva. Está construido con sillares de granito colocados sin argamasa entre ellos. Tiene una altura de unos 28 metros y un total de 162 arcos (88 de ellos en la parte de la ciudad).
El Alcazar de Segovia es unos de sus principales monumentos. No se calcula exactamente su construcción, hay testimonios de su presencia en documentos de principios del siglo XII, en épocas de la reconquista, pero es muy probable que la fortificación existiese en tiempos más remotos, quizá desde la dominación romana, pues en recientes excavaciones se ha encontrado sillares de granito análogos a los del Acueducto. Se alza en un promontorio en la confluencia de los ríos Eresmas y Clamones.
Todo era estupendo, pero sin duda lo mejor estaba por llegar a la ciudad. En unas horas nos íbamos a reunir con Antonio Quinzán Bueno y su maravillosa familia (autor del travel blog Viajes y Fotografías). Les habíamos comentado que queríamos pasar por Segovia y no dudaron ni un momento en desplazarse desde Madrid para poder disfrutar juntos de la tarde que sin duda iba a ser inolvidable.
Álvaro se lo pasó en grande jugando con sus dos hijos, que además coincide que son casi de la misma edad. Como el calor no cesaba, decidimos refrescar el gaznate de la mano de unos estupendos «Gin Tonics» tomados con vistas al acueducto como no podía ser menos. Para despedir la jornada decidimos marcarnos unos Jump jump jump todos juntos.
Sin duda lo mejor no fueron los saltos, lo mejor fueron las risas que nos echamos con esta divertida familia al contemplar las caras de las gentes al vernos de esa guisa jajajaja!!!.
Nos despedimos no sin antes quedar para el día siguiente y disfrutar de una jornada de piscina en su casa y comer todos juntos una maravillosa paella preparada con muxo arte por el gran Antonio.