Una de las cosas que mas nos llamó´la atención en Hoi An fue su exquisita gastronomía. La ciudad está llena de restaurantes y cafeterías en las que te presentan una amplia gama de exquisiteces, aportando un toque refinado a la gastronomía vietnamita. La aportación mas interesante a esta gastronomía es el cao lao, a base de fideos planos mezclados con picatostes, brotes de soja y verdura y cubiertos con finas lonchas de cerdo. Se mezcla con papel de arroz crujiente y arrugado justo antes de comerlo. Hoi An, es el único lugar donde puede tomarse el auténtico cao lao, puesto que el agua utilizada debe proceder del pozo de Ba Le.
Otra especialidad es el won ton frito y la delicada rosa blanca (gamba al vapor envuelta en papel de arroz), se sirve en casi todos los restaurantes locales.
Huevo kinder Asiático:
Sin embargo la extrema belleza del lugar, no es lo que nos viene a la cabeza cuando mencionamos su nombre sino…
Una mañana decidimos darnos un paseo por su gran mercado….En Asia suelen vender huevos cocidos en los mercados y la verdad, a Álvaro le gustan y a veces preferimos que se coma un huevo duro a media mañana cuando tiene hambre, que cualquier otra tontería. Pues bien,,,,, paseando por el mercado de Hoi An decidimos comprar uno, nos acercamos a un puestito donde los tenían metidos en una caja de corcho tapada, Mmmmm… estaban calentitos!!!, nos sorprendió su elevado precio a comparación de otros que habíamos comprado, pero no le dimos la mayor importancia y lo compramos. AAAHHH!!!!!!! Cuando conseguimos romper la cáscara, ¡¡¡SORPRESA!!! era un «kinder asiático«, …adivinad lo que apareció dentro…
…………Exacto!!!
El embrión de un pollo
Un balut (o Hột vịt lộn en vietnamita) es un huevo de pato ya fertilizado con su embrión dentro que se cuece al igual que un huevo cocido. Es considerado una delicia en Asia y en especial por su alto contenido proteínico. Se tiene la creencia popular de que este plato es un afrodisiaco y es considerado además como un tónico, se suele vender en muchos países en puestos callejeros.
Os podemos asegurar que huele fatal. Imaginaos la cara de Álvaro cuando vio al «bebé pollo» como le llamó él. Desde aquel día se acabó comprar huevos en los mercados….. quedó traumatizado!!!.
El kinder terminó en manos de una chica del lugar que nos miraba atónita. Agradeció nuestro regalo y se lo comió sin pestañear.