Durante uno de nuestros viajes por Turquía quisimos ver más allá de lo que te ofrece la fascinante Estambul y nuestro paso por Malatya era el trampolín para alcanzar el Parque Nacional del Monte Nemrut, habíamos descubierto en unos documentales que emitieron por televisión este lugar y después de informarnos bien no queríamos dejar pasar la ocasión de estar en Turquía y no visitarlo.
Nos enteramos de que la oficina de turismo de Malatya organizaba excursiones a muy buen precio de dos días y una noche al Nemrut Dagi, entre los meses de mayo a octubre, que son los meses más recomendables para visitarlo, ya que el resto del año las carreteras están impracticables debido al hielo y a la nieve. La noche caía sobre el Hotel Günes que hay a los pies de la cima. Allí nos fuimos en un pequeño microbús nosotros tres y una parejita de jóvenes austríacos que estaban viajando un par de meses por todo el país.
Un viaje hasta el Monte Nemrut en familia bien merece la pena
La duración del trayecto hasta el hotel fue de unas tres horas pasando por unos espectaculares paisajes, hicimos una parada en el camino para almorzar y alguna que otra para sacar fotografías, todo lo que estábamos viendo era alucinantemente bonito, merecía muchas fotos y dedicarle algo más de tiempo del que por desgracia no disponíamos, es lo que tiene depender de un tour para llegar a según que sitios.
El Parque Nacional del Monte Nemrut se encuentra en la lista de los Patrimonios de la Humanidad concedidos por la UNESCO a Turquía. El pico del Nemrut Dagi se eleva hasta los 2.150 m. en la cordillera del Antitauro, entre Anatolia Sudoriental y el Kurdistán occidental. Hasta 1881 no se supo de su existencia y fue un ingeniero alemán el que descubrió las impresionantes estatuas que cubren la cima, aunque las excavaciones arqueológicas no llegaron hasta el 1953.
La historia cuenta que fue el Rey Selúcita Antoíco I Epífanes, gobernó del 64 al 38 a.C., era hijo de Mitrídate I Calínico, quien en el 80 a. C. proclamó la independencia del Imperio Romano del pequeño Reino Selúcita extendido por Anatolia, y fue el que ordenó construir en la cima del Monte Nemrut una combinación de tumba y templo, a la que se llegaría por un camino ceremonial. El edificio incluiría lo que le rey llamó “los tronos de los dioses”, que se basarían en unos cimientos que nunca serían destruidos, así al morir su espíritu se uniría en el cielo al del Dios Zeus-Ahura Mazda.
Al acercarse, lo primero que se ve es el templo occidental con un túmulo funerario cónico de pequeñas piedras. En este templo el rey y sus parientes los dioses están sentados con solemnidad, con sus cuerpos algo derrumbados. Sin embargo en el templo oriental los cuerpos se encuentran casi intactos, pero las cabezas caídas se encuentran peor conservados que las del oriental. Las estatuas miden varios metros y sus cabezas unos 2 metros.
Lo más bonito y recomendable cuando uno visita el Monte Nemrut, es subir para poder disfrutar desde los alto de la cima del atardecer y a la mañana siguiente del amanecer. Nosotros así lo hicimos, dos ascensiones a la cumbre, la primera fue al atardecer, subimos los tres y aunque lo visitamos en el mes de mayo, hacía un frío terrible, mucho viento a esas horas de la tarde así que aconsejamos ir bien abrigados, el enano no se despegaba de mamá y decía ¡¡ufuf que frío hace, vamos vamos!!. A la mañana siguiente Octavio no quería perderse el espectáculo y volvió a subir para disfrutar del amanecer desde arriba, en esta ocasión no le acompañamos, era demasiado temprano, hacía muchísimo frío y el peque dormía plácidamente, seguro nos la hubiera liado jejeje!!
Una vez más Turquía con su Monte Nemrut, nos obsequiaba con otra de sus maravillas, ¡¡que bonito país!!. Sin duda merece la pena recorrerlo al completo porque «Turquía es mucho más que Estambul».