Llevas tiempo esperando algo así, sientes curiosidad por saber y tienes ganas de leer todo sobre nuestra estancia en la bella Praga. Lo que todavía no sabes, es que en este post no te vamos a hablar de cómo es ella, ¡lo sentimos pero esta vez es así!.

– Sabemos que Praga es una ciudad alucinante y el que diga lo contrario seguro que miente. Catalogada como una de las ciudades más hermosas de Europa, algunos hasta se atreven a más y la consideran la más hermosa del mundo!, allá cada uno con su valoración.

– Sabemos que Praga tiene mucho ambiente, muchos turistas durante todo el año y muy buena cerveza también todo el año.

– Sabemos que no solo en Praga, los checos son gente afable y simpáticas, pero en este post, tampoco os hablaremos de eso. Como tampoco os contaremos que nos alojamos en el jardín de una casa particular, con las mismas comodidades que si lo hicieras en un camping, donde además te alquilan habitaciones y que estaba situada en un pequeño barrio residencial a las afueras de Praga llamado Troja.

En este post, tampoco os vamos a contar que nos sacamos las Prague-cards por ser uno de los mejores inventos que hay para hacer turismo por la ciudad. La mejor manera de poder usar gratis todos los transportes urbanos públicos, además, te ofrecen una cantidad de descuentos y entradas gratuitas a los mejores puntos turísticos de la ciudad, incluye también tours guiados gratis y muchos descuentos en restaurantes y demás actividades. Ah!, pero una cosa si os diremos…no dejamos de utilizarla ni un minuto y gracias a ella ahorramos dinero visitando la ciudad.

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Las Praga-Cards

En esta ocasión no os vamos a hablar de lo bonito que es el Puente Carlo, el Castillo, la plaza principal con su famoso cambio de hora en su reloj. Ni os hablaremos de sus calles comerciales, en las que puedes encontrar numerosas gangas en artículos de moda, de sus cervecerías o de lo romántico que es navegar por el río Moldava.

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Navegando por el Moldava junto al Puente Carlo

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Vista aerea del casco antiguo de Praga

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Torre del Reloj

Famosos en Praga

Hoy nos hemos puesto a escribir, para contaros la historia de cómo esta alocada y divertida familia sin quererlo pasó a animar toda una plaza, las fotos de unos Jumps tuvieron la culpa.

Mirad como sería la que allí montamos, que hasta los turistas que abarrotaban la plaza pensaban que éramos artistas callejeros y que el pegar saltos sin parar era para amenizar un poco la tarde, hasta daban por hecho que íbamos a pasar el sombrero…¡Por cierto! y pensándolo bien, nos podíamos haber sacado unas buenas perrillas!.

Como es bien sabido por todos los que lleváis tiempo siguiendo nuestras andanzas por el mundo, en nuestros viajes nos gusta practicar saltos, los bien llamados Jumps, en los lugares más emblemáticos de los pueblos y ciudades que se van cruzando en nuestro camino. Es una divertida y sana costumbre que cogimos hace ya algún tiempo, de la que ya no tenemos curación.

No nos podíamos ir de Praga sin nuestro Jump de rigor y en esta ocasión elegimos la plaza más concurrida de la ciudad.

Lo que vino después sucedió de la siguiente manera…

La logística de nuestros Jumps, es siempre la misma; colocamos el trípode con la cámara, nos enfocamos, le damos 10 segundos al temporizador y ¡Zas! un, dos y a la de tres saltamos los tres, (valga la redundancia), procurando que sea al mismo tiempo, claro está. La cuestión es que casi nunca nos lleva mas de uno o dos saltos, menos esta vez…

Quizás porque teníamos demasiado público pendiente de nosotros, o quizás porque…lo que sea!, el caso es que creemos recordar que hicimos lo mismo de siempre, colocamos trípode, cámara y tiempo, nos pusimos a tiro frente a la cámara, avisamos a los turistas despistados que esperan unos segundos para pasar y ¡Zas el Jump está servido!.

Pero no, esta vez no salió a la primera, ni a la segunda, tampoco lo hizo a la tercera. Pasado el tercer salto, ya empezamos a advertir que los turistas allí reunidos nos empezaban a rodear, se iban colocando delante nuestro para ver lo que estábamos haciendo. Con cada Jump, el número de turistas iba creciendo, suma y sigue porque llega el quinto Jump, el sexto y así sucesivamente hasta contar diez!. y más y más turistas se acercaban a contemplar nuestras pallasadas.

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Primer jump fallido

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Segundo jump fallido

¿Esto que provoca?, ¡pues claro!, que nos pongamos más y más nerviosos, pero no por ello desistamos de hacer un honroso Jump, todo llega en esta vida y nuestro salto magistral también!. Bajo la atenta mirada de docenas de turistas, éramos sin duda alguna la atracción principal de la Plaza de Praga esa tarde. Nos acercamos a la cámara para comprobar la validez del Jump, levantamos el dedo pulgar hacia arriba y dando a entender que el Jump esta vez si había sido bueno, ¡Por Fin!. Automáticamente y bajo nuestro asombro empezaron a aplaudirnos, os podéis imaginar lo bochornoso de la situación, pero como los buenos artistas, ni cortos ni perezosos, nos dimos la vuelta y correspondimos a nuestro público con unas sonrisas y por supuesto unas reverencias, se lo habían ganado!!.

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Último y fantástico jump

Lo que os acabamos de contar es totalmente verídico y con la cara lavada, nada de maquillaje, aunque también es cierto que no es una anécdota que nos suela ocurrir todos los días, por eso al final es de lo que más te acuerdas.

Otro día ya os contamos eso de… lo bonita que es Praga.

Si tienes alguna anécdota de tus viajes, cuentanoslo dejando un comentario en esta entrada, ¡¡estamos deseando leerlas!!