Celebramos el Día de las Madres en Chiapas, México
San Juan de Chamula, Chiapas, México.
En el año 2004 decidimos volar a México con nuestro pequeño Álvaro. Además de visitar D.F y gozar de las maravillas que ofrece la Ruta de los Mayas, nos apetecía conocer Chiapas, sus preciosos pueblos y sus maravillosas gentes, las casualidades de la vida o más bien del calendario del viaje quisieron que disfrutáramos de la festividad más tierna del año entre sus gentes, “El Día de la Madre”, ya que por aquellos lares se celebra el 10 de mayo. La suertuda de Montse recibió ese año regalos por partida doble jeje!!
Bromas a parte, recordaremos la celebración de ese año con mucho cariño, aprendimos que el amor por una madre es igual de fuerte en cualquier parte del mundo, por muy lejos que esté.
El lugar en cuestión no era otro que el pueblo de San Juan de Chamula ubicado en la zona más alta de Chiapas a 2.260 metros sobre el nivel del mar en el altiplano, a tan solo diez kilómetros de la bella ciudad de San Cristóbal de Las Casas donde nos alojamos. Llegamos a él en lo que podríamos denominar un taxi compartido, que no era otra cosa que una furgoneta VW que no partía hasta que no se llenaba, una vez más nos dimos cuenta que en México se toman las cosas con calma.
Era lunes 10 de mayo, día de la madre en México y para tal ocasión tenían montado un escenario donde grandes y pequeños, hombres, mujeres, niños y niñas ataviados con sus vistosos trajes típicos danzaban al son de la música con gran entusiasmo. Ellas estaban especialmente bellísimas, con sus largos trajes blancos y sus enormes lazos en el pelo, otras sin embargo con camisa brillante y algunas con falda de piel de borrego, en el pelo unas coloridas cintas de colores enredadas entre sus largas y negras trenzas. Ellos bien pertrechados con camisa blanca y traje negro sin olvidar el sombrero, sin duda un placer para los sentidos!!
El pueblo no era muy grande tenía una gran plaza, en ella un mercado y una preciosa y curiosa iglesia indígena-cristiana.
La iglesia de San Juan Bautista. Por lo visto hoy en día por una pequeña cuota, los turistas nacionales y extranjeros pueden visitar y fotografiar el templo, a nosotros no nos cobraron nada, si bien no nos dejaron fotografiar su interior. No sabemos si fue porque era un día de gran festividad o porque en el año 2004 no era lo habitual, sin embargo os podemos asegurar que merece la pena pagar por verla, es sin duda un lugar muy peculiar.
La arquitectura del templo es de estilo colonial y está decorado de una forma muy curiosa, con velas multicolor de diferentes tamaños, colocadas en el suelo que está cubierto de una capa de hierba, encima de ella y aprovechando la parafina de las velas las pegan formando unas hileras de luz y color previo a su ritual de oración.
Otra de las curiosidades que presenta la iglesia es la de carecer de bancos para sentarse, los habitantes oran de rodillas sobre el manto de hilos de hierba creando una atmósfera mística muy especial. Realizan rituales que son una mezcla de la evangelización y las creencias religiosas prehispánicas. Las figuras de los santos tienen colgados collares frutales y espejos, debido a la creencia de que sirven para reflejar la maldad.
El cementerio es otro sitio que no podéis dejar de visitar, lugar curioso donde la tumbas no tienen lápidas y las cruces son de múltiples colores. Existe la teoría de que algunas tumbas son más antiguas a la llegada de los españoles, y que las cruces no son cristianas sino que representan la Cruz Maya.
A la salida del pueblo nos topamos con un pequeño museo echo de adobe donde había una pequeña muestra de la artesanía que se elabora en el municipio, textiles de lana y algodón, sombreros de palma, fabricación de instrumentos musicales, objetos y productos de piel y cuero y artículos de cantera.
Al pequeño Álvaro lejos de interesarle su contenido, le preocupaba más que el suelo estuviera sucio y se dedicó a limpiarlo con una escoba bajo la incrédula mirada de los que presenciábamos tal ocurrencia, haciendo una vez más de su azaña una inolvidable anécdota.
Nunca olvidaremos nuestro paso por San Juan de Chamula, fue sin duda un día de la madre muy especial.
🙂 Qué bonito San Juan de Chamula. La estética funeraria mexicana no deja de sorprenderme, siempre me parece una mezcla entre ambiente de fiesta y aspecto tétrico a la vez…
Me encanta ver a Álvaro tan chiquitín ya de viajero empedernido.
Abrazo, familia!
México nos sorprendió gratamente en muchos sentidos y como siempre el peque nos hizo sonreír Jajajaja!!
Un abrazo viajero mi niña!!!!
Un lugar hermoso en mi país, como bien lo dices, místico y espiritual. La razón por la que no se pueden tomar fotografías al interior de la iglesia o a sus habitantes, es porque tienen la creencia de que les robarás el alma. En su templo no hay sacerdotes y tienen su propio gobierno y sus propias autoridades. Sin duda un lugar cautivador. Saludos y muy buen post!!
Muchísimas gracias por las aclaraciones, como bien dices es un lugar cautivador que nos gustó mucho de visitar, al igual que el resto de Chiapas, seguramente uno de los estados mas hermosos de todo México.
Un fuerte abrazo de los tres y muchas gracias por pasarte por nuestro blog 😉