Después de descender entre hermosos valles, lindos lagos de la cordillera de Los Vosgos, entramos en la región de Alsacia, importantísima región de vinos y pueblos medievales unidos por sus carriles bici que sin dudarlo le quitan a uno el sentido, parecen parques temáticos construidos para ser visitados por los turistas. Conocida popularmente como tierra de nidos de cigüeña y casas de entramados de madera llenas de geranios y petunias ofrece atractivas actividades al aire libre. Esta región es sin duda una mezcla entre las culturas latina y germánica.
Es sin duda una de las mas visitadas de Francia serpentea unos 120 Kilómetros a lo largo de la vertiente oriental de los Vosgos, atravesando pueblos protegidos por castillos en ruinas, rodeados como no, de interminables hileras de viñedos y salpicados de casas rústicas. No nos podemos olvidar de sus innumerables caves o bodegas que no podemos dejar de visitar si queremos disfrutar de sus espectaculares caldos blancos en su mayoría.
Las cigüeñas blancas (cigognes), piezas importantes del folklore alsaciano, son uno de los símbolos más queridos de la región. Según dicen por aquí traen suerte además de niños. Es fácil verlas en los tejados de las iglesias y las casas de los pueblos, las venden de peluche, bordadas en tela, pintadas en las camisetas…en fin…de todas la formas y tamaños en todas las tiendas de souvenirs.
Descendiendo por la D417 lo primero con lo que te encuentras es con el Valle de Munster, atravesado por un rio y rodeado de pastos este valle es uno de los mas bonitos de la región, con mas de 16 pueblitos, la carretera entra en el pueblo de Munster, famosa por el queso del mismo nombre , es una base para explorar el valle y podríamos considerarlo como el primer pueblo de la ruta alsaciana viniendo del sur.
Continuamos la ruta hasta llegar al el pueblo de Turckheim. Precioso pueblo rodeado como casi todos los de la región, de un río y adornado con cientos de flores de colores decorando los balcones y las ventanas de sus pintorescas casas. Calles empedradas y casa con entramados de madera que hacen que al pasear por él retrocedas en el tiempo hasta épocas medievales. Sin duda alguna uno de los mas bonitos de la región y de los menos visitados.Recomendable la visita, aunque no aparece en muchas guías.
Colmar está a unos 6 Km. de Turckheim, y es la capital del departamento alto del Alto Rin. Después de visitar el primero decidimos pasar la tarde visitando esta encantadora ciudad. Es un laberinto de calles comerciales , peatonales y adoquinadas y de edificios medievales o renacentistas. Muchas de las casas con entramados de madera están pintadas de distintos tonos de azul, naranja, rojo o verde. Se puede degustar los exquisitos vinos alsacianos en muchas de las terrazas que hay por todo el casco histórico. Y que decir que nosotros los probamos, no íbamos a desaprovechar la oportunidad que se nos abría, una gran gama de vinos y a precios mas que asequibles. Después de los vinitos aprovechamos para disfrutar de un paseo en barca por sus canales al más puro estilo veneciano,sin gondolero claro, pero igualmente interesante, gracias a Alvaro que no desistió en su empeño de hacer esta excursión, disfrutamos de unos momentos encantadores. Al llegar la noche decidimos ir a dormir a un parking-car que se encuentra en Turckheim, con varias caravanas más, entre las vías del tren y el río, situado muy cerca del casco antiguo de este pueblo.
A unos 10 Km. de Colmar se encuentra el pintoresco pueblecito de Kaysersberg, al que después de un buen madrugón y un gran desayuno fuimos como primera parada de nuestro segundo día por la región. Este es un pueblo donde muchas de sus casas antiguas aparecen pintadas de colores. Más adelante está su achaparrado puente fortificado construido en el 1514 para salvar el río Weiss. Además puedes disfrutar de la magia de los sopladores de vidrio en la Verrerie d’art y visitar la casa ahora convertido en museo del célebre musicólogo, médico y Premio Nobel de la Paz en 1952, Albert Schweitzer. En sus alrededores dispone de numerosos senderos que conducen en todas direcciones por las cañadas y los viñedos, a 10 minutos a pie se encuentran los restos del macizo y almenado château de Kaysersberg, rodeado de vides y desde donde tenemos unas preciosas vistas del pueblo. .
Riquewihr es la parada segunda parada del día, la más medieval a lo largo de la ruta del vino, con murallas de los siglos XIII y XVI y un laberinto de callejones y patios muy interesantes de explorar. Mientras que el Sentier Viticole des Grands Crus (2 Km de señalización amarilla) te conduce por los viñedos más prestigiosos de la zona un sendero de 15 Kms, con indicadores rojos te lleva a cinco pueblos cercanos.
Después del almuerzo proseguimos nuestra particular ruta y nos desplazamos hasta Ribeauvillé, indiscutiblemente el pueblo más turístico que te puedas encontrar a lo largo de toda la ruta del vino. Está rodeado de un precioso valle y plagado de preciosas casas del siglo XVIII y estrechas callejuelas que te invitan a que las inmortalices con tu cámara.
La tarde-noche decidimos pasarla en Obernai a 35 km de Estrasburgo. En verano adaptan un parking municipal como zona de camping-car donde poder hacer noche y con todo los servicios disponibles, baños, llenados y vaciados de aguas, y con capacidad para muchísimas autocaravanas y campers-vans. Pasamos un par de horas recorriéndola así como las aldeas de los alrededores a las que nos aventuramos hacerlas en bici, ya que un perfecto carril bici de varias decenas de kilómetros salen de este pueblo entre la naturaleza y lo comunica con las aldeas. Lo más destacado de esta ciudad son sus murallas que la rodean, del s. XIII y de 1,75 km de largo.