Como verdaderos amantes de la bici que somos, cuando empezamos a planear las vacaciones de este año pensamos en que nos gustaría llegar con nuestra «Cali» a un país que fuera un paraíso en el que poder disfrutar a tope y en familia del deporte del cicloturismo y que a la vez lo tuviéramos fácil para encontrar zonas donde poder pernoctar con la furgo. Buscábamos también, que nos permitiera recorrer lugares de interés cultural, Patrimonios de la Humanidad etc.
Hace unos años estuvimos por Alemania y sabíamos de la facilidad para dormir con la furgo en campings o simplemente en zonas adaptadas, pero desconocíamos por completo la maravillosa infraestructura que este país posee en el tema cicloturismo.
En enero y gracias a una feria de turismo a la que acudimos, descubrimos que Alemania reunía todos los requisitos que nosotros necesitábamos para nuestro planing vacacional, vacaciones en furgoneta con cicloturismo familiar, era perfecta para recorrerla durante nuestro #Europara3.
Leer, un paraíso del cicloturismo
Hoy, un lluvioso día del mes de julio, y después de un día agotador de ruta en furgo, llegamos a la pequeña, tranquila y cautivadora Leer. Situada al Norte del país y perteneciente a la Baja Sajonia. Descubrimos esta pequeña localidad que enseguida nos cautiva, no solo por sus casitas delicadamente ornamentadas y rodeadas de coloridas flores y sus bellas calles empedradas, sino principalmente por sus alrededores.
Hemos venido a disfrutar del cicloturismo en familia y sin duda al elegir este lugar, hemos acertado de pleno. Hemos descubierto un auténtico paraíso para la práctica de este bello deporte ya que posee interminables carriles bici que te llevan por parajes tan insólitos como puedan ser pedalear en paralelo por canales y puentes basculantes, además de bellísimos pueblitos que se van abriendo paso por el camino.
Algunas de las curiosidades de la zona y que más nos han llamado la atención son, las ciénagas y los molinos de viento en perfecto estado de conservación, ya que según nos han contado a muchos de ellos los han restaurado recientemente. Nos encantan los molinos de viento creemos que le dan al paisaje un aire embriagador.
Aunque sin duda, lo que más les llame la atención a los más pequeños de la casa, será la gran cantidad de vacas, ovejas y caballos que iréis dejando atrás a vuestro paso por los preciosos prados verdes. Álvaro se lo pasó en grande interactuando con las ovejas, él les hablaba y ellas dejaban de comer para mirarlo detenidamente, casi sin pestañear, pareciera realmente que le entendieran…será que entienden español? o simplemente estaban perplejas al ver a un niño mostrando interés por ellas, sea lo que fuere, el caso es que nuestro hijo disfrutó muchísimo de la experiencia.
Una ruta ideal para disfrutarla con toda la familia ya que es llana en su totalidad, exceptuando algunos pequeños desniveles casi inapreciables, además de estar bien asfaltada.