Durante uno de nuestros viajes por Turquía, muchos fueron los rincones turísticos o muy turísticos y los poco o nada visitados por turistas que recorrimos. Los que nos conocéis bien, sabéis esa costumbre que nos lleva a descubrir rincones que a lo mejor no tienen nada de especial que merezca la pena resaltar, pero que a nosotros siempre nos aportan algo positivo. Uno de esos lugares es, a pesar de ser un destino bastante turístico, un lugar al que todavía hoy, muchos viajeros se preguntan si merece la pena visitar, Pamukkale, o “castillo de algodón” en turco. Después de haber estado allí, os podemos asegurar que si que merece la pena, ¡¡es espectacular!!
24 horas en Pamukkale, que ver y hacer en familia
Pamukkale, es una zona natural situada en el sudoeste de Turquía y que debido a los constantes terremotos sufridos en la zona, fue adquiriendo esta forma tan característica. Pamukkale está formado por multitud de piscinas naturales de piedra caliza, también llamadas «piletas de Toba o Travertino», que emanan agua con altos contenidos en minerales, bicarbonato y calcio, siendo estos beneficiosos para la salud.
Cuando uno llega queda deslumbrado por la belleza de sus formas, más parecidas a unas cascadas de agua congelada que a otra cosa, debido a las estalartitas y a la intensa blancura del suelo. En los días soleados se hace difícil la visión, a menos que no lleves unas buenas gafas de sol, además de ellas, es imprescindible traer el bikini y una buena crema anti solar, ya que está permitido bañarse en las pozas artificiales preparadas para ello, ya que en las naturales esta prohibido el baño al encontrase protegidas. El agua está calentita y es una gozada y si no, que se lo pregunten a Álvaro. Hay que andar descalzo por la piedra, para así evitar que se deteriore, ya os podéis imaginar, terminas con los pies echos polvo, hace calor y la piedra caliza a pesar de su nombre, castillo de algodón, de suave nada de nada.
En Pamukkale además de disfrutar de un bañito en familia, también se puede visitar Hierápolis, ya que se encuentra ubicada dentro del mismo entorno. Hieráopolis es una antigua ciudad helenística y que junto con Pamukkale fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.
Se trata de una ciudad construida hacia el 180 a.C por el rey Pérgamo, después de ser destruía por un terremoto, la ciudad resurgió de manos de Tiberio y pasó de ser típicamente helénica para pasar a tener claros rasgos romanos. Durante este periodo era habitual ver llegar a los romanos con más rango y bolengo a Pamukkale para disfrutar de esta ciudad balneario y sus beneficiosas aguas termales.
El recinto está ocupado por construcciones tan importantes como son el Templo de Apolo, Plutonio, el teatro, baños romanos, monumentos martillo de San Felipe, tumba de San Felipe, las puertas de la ciudad y la necrópolis y lo poco que hay, se encuentra en bastante buen estado de conservación.
Si decidís venir a conocer esta bonita e interesante zona de Turquía, no dudéis en hacer noche aquí, ya que Pamukkale tiene reservado para vosotros,uno de los atardeceres más espectaculares del mundo.
Como llegar a Pamukkale en transporte público
A Pamukkale se puede llegar desde cualquier parte de Turquía sin problema, el servicio de buses es muy bueno y las carreteras están bastante bien. En nuestro caso, después de visitar la ciudad de Konya, también llamada «La Ciudadela del Islam», por su fama de ser la ciudad más conservadora religiosamente hablando de toda Turquía (y de la que os hablaremos en otro post), tomamos un bus nocturno hacia Pamukkale pasadas las once de la noche y después de viajar toda la noche, arribamos a destino sobre las siete de la mañana.
Turquía es un país espectacular, nosotros la recorrimos durante treinta días y os podemos asegurar que es un destino 10 para disfrutarla en familia.