Cuando preparábamos el #Asiapara3 uno de los destinos que a Álvaro le hacía especial ilusión visitar una vez estuviésemos en Camboya, era a los famosos delfines del Mekong, los delfines de Irawadi. La mejor zona para poderlos observar es cerca de la ciudad de Kratié, en el centro-este del país.
Estando por Laos, cerca de la frontera con Camboya, unos viajeros nos comentaban que unos días atrás habían visto a los delfines, y que desde la zona donde nos encontrábamos podíamos ir directos hasta Kratié. Dicho y hecho, desde Paksé en Laos, hay un autobús que te lleva hasta la frontera y una vez pasados los controles fronterizos, éste bus va rumbo a Kratié, Phnom Penh y Siemp Reap. Nosotros 5 horas después de cruzar la frontera nos bajamos en Kratié.
Kratié, es una ciudad animada y cruce de caminos de los que se dirigen o vienen de Laos y Vietnam. Cuenta con un bonito patrimonio arquitectónico en decadencia heredado de la época francesa y cuenta con unos bonitos atardeceres junto al Rio Mekong. La zona más animada y centro neurálgico de la ciudad es la cuadrícula formada entre el Mekong, el mercado central y la estación de minivans, aquí se desarrolla casi toda la vida de esta ciudad y pasar una mañana en esta zona observando a los locales es toda una gran experiencia para los sentidos.
Caminar por la tarde en esta zona de la ciudad es encontrarse a muchos niños jugando en plena calle mientras sus padres trabajan en los negocios colindantes, o simplemente se encuentran haciendo compras, los ves correr, jugar a la pelota, montar en bici o patinetas, ves la felicidad que tienen y como enseguida a la que te ven se acercan corriendo a saludarte con una linda sonrisa en sus rostros. Los adultos te miran, te saludan, te dan las buenas tardes como si de un vecino de toda la vida se tratase.
Tiene un ambiente tan relajado que te apetece prolongar su estancia en ella.
Uno de los días y después de mirar y mirar diferentes opciones entre excursiones y buses de línea regular para intentar ir a ver los delfines, optamos por contratar un tuck-tuck para toda la mañana y de paso que nos llevara a ver el templo budista de Phnom Sambok donde se encuentra un convento de monjas budistas con las que compartimos un rato ya que estaban muy interesadas en saber de nosotros. Pasamos por la zona de las Villas flotantes donde por casualidad el conductor de tuck-tuck vivía, nos llevó a su casa y aprovechamos para conocer a su familia y pasar un rato con ellos, una experiencia que no olvidaremos.
En Kampi, a unos 15 km se Kratié, se encuentra el embarcadero donde coger las barquitas que nos llevarán a intentar ver los delfines de Irawadi. Es temporada baja y época de lluvias, hay muchas embarcaciones y pocos turistas, es más, solo vamos nosotros tres. El Mekong está crecido, se sale de su cauce normal y ocupa mucha más extensión que en época seca. Media hora de navegación y después de perdernos por la inmensidad del río y de navegar entre pequeñas islas y zonas boscosas anegadas por la crecida del río, efecto de los monzones, el barquero localiza a los delfines, que de primera instancia no se dejan ver con claridad, pero una vez parado el motor de la barca y anclados a una pequeña isla, se acercan tímidamente a nosotros, siempre manteniendo una distancia prudencial, nos rodean. Durante unos 10 minutos pudimos contemplar embelesados a 5 ejemplares que permanecían cerca de nuestra pequeña barca, hasta que decidieron que ya era suficiente y desaparecieron. Solo por ver la carita de asombro y felicidad que mostraba Alvaro al verlos, mereció la pena el haber ido hasta allí.
Una gran experiencia ya que es uno de los pocos lugares en el mundo donde poder ver los delfines de agua dulce.
NOTA.- A Kratié se puede llegar o ir directamente a la frontera de Laos, a Phnom Penh, y a Siamp Reap. Hay muchos buses de largo recorrido y minivans que os llevan/traen hasta la ciudad. Tened en cuenta que con las minivans se tarda la mitad de tiempo en hacer estos recorridos, pero…conducen a velocidades excesivas, además las suelen ir a full, aprovechando cualquier espacio que quede libre para meter un pasajero más, con lo que suelen estar a reventar y el viaje se puede convertir en un verdadero calvario. Una opción a la que nosotros nos acogimos, fue comprar una asiento de más, es decir, éramos 3 y compramos 4 plazas para así ir más cómodos hasta Phon Pehn.
Para ir a ver los delfines de Irawadi hay varias opciones, pero la mejor es negociar con un tuck-tuck. Suelen cobrar por llevaros hasta el embarcadero unos 10$, y después el barco cuesta 7$/persona. Nosotros negociamos para que aparte del embarcadero nos llevara al templo y parar en las villas flotantes por 20$. Si se hace con un grupo más grande de viajeros en furgoneta ahorras algo pues estaba el trayecto a 7$ pero pierdes la libertad de parar donde quieras.
En Kratié hay muchos alojamientos, hoteles y guesthouse donde alojarte, el precio de la habitación doble con baño ronda los 5$ sin AC, muy baratos, sin embargo suelen estar limpios. Hay muchos bares y cafés adaptados a los turistas con comida camboyana y occidental, también se puede comer barato en el mercado nocturno junto al mercado central.
Sin duda fue un gran acierto acercarnos hasta aquí, no solo por haber hecho posible que nuestro hijo cumpliera una de las ilusiones que tenía en este viaje, sino porque tuvimos la ocasión de disfrutar de la compañía de gente maravillosa, nuestra primera toma de contacto con Camboya, había resultado todo un éxito, estábamos felices y convencidos que este país tenía mucho que ofrecernos y así fue.