No la teníamos en mente cuando iniciamos este viaje, pero como nos suele pasar vamos cambiado continuamente, de lo que teníamos previsto visitar al iniciarlo y este no iba a ser diferente. Seleccionamos una parada en esta hermosa ciudad un poco sujetos por el tiempo, ya que íbamos de regreso a España, los días los contábamos hacia atrás, teníamos que hacer una media considerable de kilómetros todos los días y no podíamos fallar, el lugar elegido tenía que llenarnos.
Veníamos de Friburgo, Alemania, llevábamos unas horas de coche, muchos kilómetros a nuestras espaldas, y llegamos a la tarde noche. La ciudad dispone de un aparcamiento para coches en el que las autocaravanas podíamos pernoctar por el módico precio de 5€. En una zona tranquila, pegaditos al río y a un paso del centro histórico y cultural. Como ya venía siendo habitual durante este viaje por Francia, la zona del río estaba toda levantada, en obras, incluida La Catedral, seguro que los que la visiten próximamente podrán disfrutar del hermosos río y su ribera junto a las fachadas de las casas Patrimonio de la Humanidad. Esa noche la dedicamos a descansar, Alvaro y Octavio a tirar piedras al río, un campeonato a ver quien llegaba mas lejos, el papi de abusón ganó, jejeje, mientras Montse preparaba la cena. Ya al día siguiente con las pilas bien cargadas lo pasamos conociendo la ciudad mas a fondo.
Cualificada como la primera ciudad verde en Francia, cuenta con una calidad de vida reconocida a nivel nacional y remarcada por sus innovaciones sociales y ecologistas.
La ciudad está decorada con edificios magníficos y majestuosas casas señoriales. Posee lugares de interés arquitectónico e histórico bien conservados a lo largo de muchos siglos y que sin duda sorprenden a los que paseamos por ella con su elegancia única.
La ciudad antigua de Besançon es considerada la capital histórica de la región de Franco Condado y país natal de muchos hombres de ciencia renombrados como los hermanos Lumiere. Fue aquí donde aparecieron los primeros relojeros y donde empezó la producción de seda artificial por primera vez en Francia.
El adorno principal de Besançon, es el arco Puerta Negra (Porte Noire) erigida por los romanos en el siglo II A.D. Otro edificio majestuoso del siglo XVIII es la Catedral Saint-Jean. Las fortificaciones de Besançon son Patrimonio de la Humanidad desde el año 2008.
La visita a estos lugares, te llevará un par de horas, en cambio para recorrer la Ciudadela y ver todos sus fantásticos rincones, os llevará casi un día.
Como dato curioso, comentar que El Museo de Bellas Artes y de Arqueología situado en esta localidad, fue el primer museo creado en Francia en 1694, casi un siglo antes del museo del Louvre.
También Merece la pena una visita al Museo del Tiempo, que esta dedicado a la relojería. Posee una colección con ejemplares de los primeros relojes hechos hace unos siglos por los artesanos, como las obras maestras del arte de relojería contemporáneas.
La Casa Museo de Victor Hugo expone la obra y biografía del gran escritor francés. Además se puede visitar el Museo de la Historia Natural, el Ayuntamiento, el Museo de las Bellas Artes, el palacio de Granvelle y ver el enorme Reloj Astronómico, único en su especie.
Sin duda, esta ciudad tampoco nos dejó indiferentes, una vez mas nos íbamos con la satisfacción de haber acertado en visitarla.