Un sueño hecho realidad, navegar por el Mekong a su paso por Laos.
Nuestro viaje al ansiado Laos parecía que había empezado con mal pie, o mejor dicho, con mal brazo después de nuestro inesperado accidente con el tuk-tuk, nada más lejos de la realidad. A la mañana siguiente de sufrir el percance y desobedeciendo por completo los consejos del médico, nos poníamos en marcha de nuevo, a Montse le podían más las ganas de viajar que el fuerte dolor que sentía.
Mismo trayecto que el día anterior, pero esta vez llegamos a buen puerto, nunca mejor dicho!!. a media mañana montados en una pequeña embarcación decimos adiós a nuestra querida Tailandia y desde Chiang Kong ponemos rumbo hacia Laos. Apenas nos separan de él unos metros de río, que no tardamos más de diez minutos en atravesar y por fin pisamos suelo laosiano.
Burocracia y trámites para aburrir es lo que nos espera ahora, casi una hora de papeleos y listos, ya estamos oficialmente Lao-fichados!.
En la primera agencia que se nos pone por delante contratamos lo que prometía ser una de las mayores experiencias para este trío en su #asiapara3, navegar durante dos días por el río Mekong rumbo hacia Luang Prabang. Con los tickets en la mano hay que darse prisa, a las 12 parte nuestro barco, el que nos llevará a realizar uno de nuestros grandes sueños como viajeros. Por delante siete largas horas de trayecto hasta llegar al primer destino, Pakbeng, pequeño poblado donde cenaremos y haremos noche, para continuar a la mañana siguiente con otras seis horas más de trayecto hasta nuestro destino final, la bella ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad toda ella y llamada Luang Prabang.
Debido a las abundantes lluvias que se registran durante esta época del año el río baja con un abundante caudal lo que lo hace si cabe aún más bello.
Durante nuestra mágica travesía, nos acompañan verdes paisajes de vegetación exuberante, salvaje y de extrema belleza a ambos lados del río, salpicados por pequeñas chozas de bambú repletas de niños que nos saludan con sus pequeñas manitas agitándolas hasta perdernos de vista.
Al ratito de empezar la navegación perdemos de vista a nuestra querida Tailandia para adentrarnos por completo y sin darnos cuenta en territorio laosiano.
Solo el intenso murmullo proveniente de los entusiasmados turistas es capaz de enturbiar el maravilloso silencio que solo el el río Mekong es capaz de ofrecer.
Ahora entendemos los muchos y buenos comentarios que sobre esta experiencia habíamos leído de otros viajeros, sin duda era una asignatura que teníamos pendiente y había que probar.
Otro sueño que esta familia viajera ha hecho realidad.