Belleza, Historia, Te de manzana, Narguile y Especias…estamos en Estambul.
Si hay un lugar en este mundo al que le tenemos un cariño muy especial es a la ciudad de Estambul, una maravillosa ciudad en la que siempre que hemos estado nos han tratado a las mil maravillas.
La hemos visitado varias veces. La primera vez, fuimos a pasar un fin de año muy especial para nosotros, nuestro primer fin de año de casados, corría el año 2000 y era todo magia, cambiábamos de siglo y milenio y Estambul nos recibiría con el final del Ramadán, toda una gran experiencia para nosotros poder descubrir una celebración tan especial en el mundo musulmán y más en una ciudad como esta. Estambul estaba engalanada de navidad, con frío invernal, todo era perfecto, tan perfecto que fuimos dos y regresamos tres, si, si, amigos, este fue el comienzo de unmundopara3, nuestro primer viaje juntos. Ahora ya entendéis el porque de tanto cariño que le tenemos a esta ciudad.
Que ver y hacer en Estambul
Estambul es la ciudad más grande de Turquía, la más occidentalizada y la tercera más poblada de Europa. Llamada Constantinopla en la época del Imperio Romano y Bizancio durante el Imperio Bizantino, está considerada una de las ciudades más bellas de Europa, siendo una de las tres urbes transcontinentales que se sitúan entre Europa y Asia.
Aunque desde 1923 la capital de Turquía es Ankara, Estambul sigue siendo una ciudad que tiene un papel central en la industria, el comercio y la cultura de Turquía. Alberga más de una docena de universidades y es sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, cabeza de la Iglesia Ortodoxa.
Napoleón Bonaparte dijo de ella… Si ta tierra fuera un solo estado, Estambul sería su Capital.
Las zonas históricas de Estambul fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1985, por sus importantes monumentos y restos históricos.
Tan fascinantes resultan las maravillas del viejo Estambul como para que, aunque todo el casco histórico (conocido como Sultanahmet) haya sido designado Patrimonio Mundial de la Humanidad, tres de ellas reclamen reconocimiento individualmente: el Palacio de Topkapi levantado a mediados del siglo XV por sultanes que lo habitaron hasta el XIX, y dos magníficas mezquitas como La Mezquita Azul, encargada en el siglo XVI por Solimán El Magnífico, que la situó en el cuarto puesto de las más importantes mezquitas imperiales; y Santa Sofía, construida por Justiniano en 537 como la iglesia más grande de la cristiandad, reconvertida al Islam en 1435, y transformada en museo en 1935.
Abrumadores por su magnificencia resultan, también dentro del corazón histórico de Estambul, las dos soberbias cisternas bizantinas la «de la Basílica» y Binbirdek y, por supuesto, los míticos Gran Bazar y Bazar de las Especias, cuyas imágenes perduran en la mente tanto de quienes hemos vivido la experiencia como de quienes sueñan con viajar allí.
Además tiene otra belleza añadida El Bósforo, que es un estrecho (también conocido como estrecho de Estambul), que separa la parte europea de la parte asiática y divide en dos partes la ciudad de Estambul además de conectar el mar de Mármara con el mar Negro. Nosotros no contratamos ninguna excursión para recorrerlo. Queríamos que nuestra experiencia fuera de lo más especial, nos apetecía mezclarnos con los lugareños, hablar y escuchar sus historias, sus consejos y por supuesto bajarnos y subirnos del barco cada vez que nos lo permitieran y el sitio nos pareciera interesante. Así fue como llegamos hasta el final, hasta el Mar Negro, comimos en un lugar rodeados de familias turcas donde pudimos darnos cuenta que los turistas brillaban por su ausencia. A la vuelta un espectacular atardecer desde el barrio de Kadikoy nos daba las buenas noches. Tiene en sus muelles uno de los atardeceres mas bonitos de la ciudad. En frente está el Bósforo y los barrios de Sultanahmen y Eminonu, conocido como el Cuerno de Oro, con sus mezquitas fundiéndose con el dorado del sol al caer detrás de ellas. Fue un día inolvidable además de económico.
Mientras esperas al barco que te lleve a navegar por el Bósforo, en el muelle de Eminonu puedes tomarte un delicioso bocata de caballa, o si lo prefieres unos exquisitos mejillones de arroz un tanto picantones y también degustar unas crujientes brochetas. No está nada mal echarte unas risas con los pescadores que invaden a todas horas el Puente de Gálata o subir a la Torre del mismo nombre para escuchar la llamada a la oración desde todas las mezquitas de Estambul. Podrás disfrutar además de una preciosa vista panorámica del Cuerno de Oro. De izquierda a derecha, podrás ver el palacio de Topkapı, la Iglesia de Santa Sofía, la Mezquita Azul, la Mezquita Nueva junto al puente Gálata, la Torre de Beyazıt al fondo y la Mezquita de Süleymaniye. El mar de Mármara y las islas Príncipe las verás al fondo. A la derecha, al otro lado del Bósforo, se encuentra el barrio de Kadıköy (antigua Calcedón), y detrás del puente Gálata, en el horizonte, destaca la columna de Constantino.
Otras visitas que no puedes dejar escapar son a La Mezquita Azul, Santa Sofía y como no la del Gran Bazar y el Bazar egipcio de las especias, que te llevarán un día entero.
Para afrontar cualquiera de los días que vas a pasar en esta ciudad hay que alimentarse bien desde primera hora de la mañana, la mejor idea es tomarse el típico desayuno turco para coger fuerzas. Este suculento manjar, se compone de tomates frescos, pepino,queso blanco, aceitunas negras, pan, miel o mermeladas y a veces huevo, ademas de panes y bollos y por supuesto sus exquisitos tés o cafés. Una vez terminado, puedes empezar la ruta.
El Bazar de las Especias, también llamado Bazar Egipcio (Mısır Çarşısı), es uno de los mercados más antiguos de Estambul y uno de los mejores lugares de la ciudad para comprar productos típicos como especias, dulces o frutos secos. Se encuentra en Eminönü, a escasos pasos del Puente de Gálata.
El Gran Bazar, es el mayor bazar de la ciudad y uno de los bazares más grandes del mundo. Si no lo visitas, no puedes decir que has estado en Estambul.
Situado en el centro de la «ciudad vieja», en la parte europea de Estambul, tiene más de 58 calles y 4.000 tiendas. Diariamente recibe entre 250.000 y 400.000 visitantes. Con muchas áreas de negocio entre las que destaca la joyería, orfebrería, tiendas de especias y tiendas de alfombras. Comercios que se agrupan por tipo de actividad, en plan gremial.
La mayoría de su comerciantes chapurrean el español, cosa que facilita el constante regateo al que te ves sometido y al que vas a tener que echarle una buena dosis de sentido del humor.
Hora de relajarse…
Después de este día agotador os aconsejamos una visita a un Hammam o baño turco, lo que viene a ser lo mismo que un spa de la época. Nosotros probamos un par de ellos, pero sin duda el que nos gustó fue el Cagaloglu Hamam, uno de los más antiguos de la ciudad, esta céntrico, limpio, es grande y el horario es de 8.00 a 22.00 todos los días incluso domingos.
El edificio tiene 300 años de antigüedad y el mármol blanco impera en todo el salón de baños.
Donde comer bueno, bonito y barato…
Si estás alojado por la zona de Sultanahmet, cerca de la Mezquita Azul y Santa Sofía tienes una semi-peatonal repleta de restaurantes y bares de varios tipos. Se come muy bien ahí y a buen precio. Hay muchos bares con música turca en vivo y restaurantes que sirven comidas tradicionales que son excelentes.
Si prefieres algo más económico te alejas un poquito de la zona turística de Sultanahmet y te bajas a la zona de Kadirga, podrás comer a unos precios locales, hay multitud de pequeñas casas de comida donde acuden cada día los trabajadores de la zona y los turistas avispados que ya saben que se come bastante bien y a un precio económico. Además en esta zona también puedes ver danzar a los Derviches en algúno de los locales degustando un exquisito te y fumando una narguile. Incluso para realizar tus pequeñas compras no estaría de más visitar la zona y comparar los precios con los que te dan en otros lugares de la ciudad y está sólo a 5 minutos del Hipódromo.
Las otras dos veces que hemos estado en la ciudad, fue en nuestro viaje por el resto del país. En 2006 decidimos conocer Turquía y la puerta de entrada y salida a él no podía ser otra que Estambul.
Pasamos en ella unos días tanto al comienzo como la final de nuestro viaje. Los primeros días a parte de coger mucho frío pues una ola polar la azotaba, descubrimos la calidez de sus gentes hacia nuestro hijo, lo bien que nos trataron, nos fuimos a descubrir los barrios menos populares, más humildes, donde lejos del turismo, se respira la auténtica esencia de sus habitantes, con sus plazas y parques repletos de niños jugando y donde Álvaro se sintió uno más.
Mirad si esto es así, que en uno de esos días en los que nuestro pequeño jugaba en un parque con otros niños turcos, nos sucedió algo genial, algo que hace que amemos tanto el viajar y a esta ciudad, el abuelo de uno de los niños se acercó al parque, contó el número de niños que estaban jugando y se marchó, al ratito llegó con unas chocolatinas que fue entregando niño a niño, hasta que se acercó a Alvaro y le dio una, si amigos, también tenía una para él, aunque solo llevásemos un ratito en el parque. Algo increíble que hoy en día por desgracia todavía nos sorprende y que deberíamos de ver como normal en un país civilizado.
Así es esta ciudad, este país, así son sus gentes, Maravilloso!!!
Y porque… no hay dos sin tres, ni tres sin cuatro, seguro que volveremos.
Otra simpática anécdota…
Deimi es un turco amigo nuestro que tiene un restaurante en Santa Cruz y que descubrimos a la vuelta de nuestro primer viaje, a una Montse embarazadísima sólo le apetecía comida turca y en especial los deliciosos «Kofte» cuándo Álvaro nació, Deimi que conocía la historia sobre la procedencia de nuestro bebé no tuvo otra ocurrencia que bautizarlo como..«BabyKofte» nombre que conserva todavía.