Aquí está el quid de la cuestión para que un viaje de 4 semanas salga bien, o se desmorone todo conforme pasan los días. Pues es muy complicado que los niños día a día dejen de comer, pues eso a ningún padre nos gusta y mas porque nos sentiremos culpables de llevarlos al viaje.
Gracias a la globalización que vivimos, siempre encontrarás en cualquier ciudad media del mundo un restauran de las cadenas de comidas famosos que todos conocemos y que a casi todos los niños les encanta (y a los menos niños también), y también pues en cualquier restauran de la zona le pueden preparar algún plato que no difiera mucho de los que suele comer.
Nosotros por motivo de que Alvaro es Celiaco, solemos alojarnos en los hostel (albergues en España, y guesthouse en Asia), la mayoría suelen tener cocinas bien montadas y así antes de salir le preparamos sus paltos que aunque sean fríos por el día, tipo pollo empanado, tortilla de papas,….., por la noche preparamos sus manjares bien calentitos, incluso solemos llevar un termo porta potajes, y así al medio día comía sus potajitos.
En una mochila aparte, por el motivo que os comentaba antes, pero aún así, se puede hacer para cualquier niño, le llevamos su comida, pues macarrones, espaguetis, galletas, cereales para los desayunos, nutela, pan sin gluten, y algunas chuchees que le administramos durante el viaje.
Y una cosa, súper imprescindible, que me ha sacado en mas de un follón y mas de un día tanto cuando era bebe como hasta ahora, es un calienta biberones de viaje, con su biberón y un bol, pues para calentar los potitos que puedes adquirir tanto en supermercados como en farmacias, hacerles biberones, incluso para calentarle leche en la habitación y ampliarle su dieta con un bol de leche calentita con cereales o una papilla bien espesa.