Besançon nos había llamado mucho la atención, es un lugar al que creemos que regresaremos la próxima vez que subamos al norte Francia, pilla de camino y nos gustaría verlo con las obras de su ribera ya finalizadas. Pero debíamos continuar la marcha y habíamos seleccionado el pequeño pueblo de Le Puy en Velay como destino.
Para llegar hasta allí tuvimos que hace noche en el camino, elegimos un pequeño pueblo llamado Cluny, situado en el sur-este de la región de Borgoña. Allí, nos quedamos en el camping municipal que tienen a las afueras junto a la piscina del pueblo, aprovechamos el calor que hacía unos 35º para descansar y pasar la tarde dándonos unos baños, Alvaro se lo pasó en grande saltando desde el trampolín de mas de 5 metros de alto.
Comentaros, que los restos de la gran Abadía de Cluny, fue la iglesia mas grande de la cristiandad hasta la construcción de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Ésta con el paso del tiempo quedó destruida y fragmentada, con lo que resulta muy difícil de imaginar su grandiosidad. Al norte de la Abadía se inicia la Voie Verte (vía verde), ramal de una antigua linea de ferrocarril convertida en una pista de unos 120 km, dividida en tres segmentos, e ideal para la practica de senderismo,ciclismo y patinaje. Esta vía pasa justo cerquita del Chateau de Cormatín, célebre por su estilo renacentista.
A la mañana siguiente salimos con la idea de llegar temprano a Le Puy en Velay, pero no queríamos dejar de disfrutar de la belleza de los paisajes franceses, así que nada de autopistas, todo por carreteras comarcales, aún así llegamos justo al medio día.
Le Puy en Velay, es un municipio francés, situado en el departamento de Alto Loira y al sur-este de la región de Auvernia, muy conocida por sus “Puys”, que son volcanes extintos, pequeños conos recubiertos ahora de hierba y que surgen como de la nada en esta región.
Se trata una ciudad bastante pequeña pero que nos llamó la atención cuando leímos en nuestra guía el conjunto medieval que la caracterizaba. Así que, como ya viene siendo habitual en nuestros viajes en furgoneta había que saltarse una vez más la ruta establecida y dedicarle una visita a esta pequeña pero interesante ciudad medieval. Todos los años aprovechando la época de la vendimia, se organiza el 3º fin de semana del mes de septiembre un gran festival medieval, de los mas importantes de Francia. Juegos malabares, torneos de caballeros, tabernas, mercados, música, sus habitantes se disfrazan de época, la ciudad completa retrocede en el tiempo.
El pobre Alvaro que es un fanático de lo medieval se quedó con las ganas de poder asistir, y los padres también, las fechas de las vacaciones son las que son, pero conociendo de su existencia cualquier año aparecemos por ella.
A parte de esta fiesta y callejear por el entramado de callejuelas adoquinadas de la parte medieval de esta localidad, también tiene mucho interés:
La Catedral de Notre-Dame de Puy.
Que fue construida en el siglo XII. Está considerada una catedral inusual debido a la diversidad de estilos, que refleja el aumento de la riqueza del arte románico. La obra consta de tres naves y tiene claras influencias árabes y bizantinas.
Construida a partir de rocas volcánicas de diferentes colores, la fachada polícroma tiene un pórtico de tres arcos que se accede por una escalera de piedra enorme desde una calle de la ciudad. El interior cuenta con bellos frescos de oro. Es Monumento Histórico desde 1862 y Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1998 por ser parte del Camino de Santiago.
La Capilla de Saint-Michel de Aiguilhe.
Esta pequeña iglesia es románica y tiene ligeros toques bizantinos, fue construida en el año 962 sobre una formación volcánica de 85 metros de altura. Se puede acceder a la capilla por 268 escalones tallados en la roca. Fue construida para celebrar el regreso de la peregrinación de Santiago.Se dice que en el año 1429 la madre de Juana de Arco, Isabelle Romée, vino a la capilla a rezar.
Llegamos por la tarde y amenazaba tormenta así que después de visitar un poco la ciudad y su catedral tocaba ir hasta el barrio medieval de Saint Michael para visitar a la niña bonita de la ciudad, su pequeña capillita.
Aparcamos la furgoneta justo debajo y viendo la empinada subida que había hasta llegar a la punta y el color del cielo, Álvaro y mamá decidieron no acompañar al valiente papá en su particular «peregrinación fotográfica» hasta la cumbre. Una vez arriba y cuando hayáis recuperado el aliento por el esfuerzo, sin duda gozareis de excelentes vistas sobre la ciudad y parte de la comarca.