El pasado mes de Diciembre, justo antes de despedir el 2013, tuve la gran suerte de poder viajar hasta la provincia de Jaén de la mano del #oleotourjaen. De entre las muchas y maravillosas actividades que nos tenían preparadas hubo una que sinceramente me gustó por encima de las demás.
A lo largo de mi extensa vida viajera he tenido la oportunidad de vivir numerosas experiencias que sin duda me han marcado, pero hay una que jamás olvidaré. Puede que sea la mejor experiencia que puede vivir una persona que visita Jaén.
Los hermanos Jiménez, José Antonio y Manuel, capitaneados por el patriarca Sr. Don José, propietarios de la empresa familiar Oleícola San Francisco en Begíjar hacen realidad este sueño de sentirse «aceitunera por un día».
…Ir hasta el olivar, varear el olivo, recoger las aceitunas, llevarlas a la almazara y ver como se transforman en oro líquido… Para posteriormente envasarlo en una botella que lleva tu nombre y llevártelo a tu casa…amigos es o no es una experiencia inolvidable?.
La experiencia que yo viví bajo un hermoso olivo aquella soleada y fría mañana de diciembre, no es más que un pedacito en la vida de muchos hombres y mujeres que día a día acuden al campo a trabajar bajo las extremas condiciones climatológicas que esta provincia alberga durante todo el año.
Desde ese día, cada vez que alegro mi tostada mañanera con aceite, doy gracias a toda esa gente que con su esfuerzo lo hace posible.
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
Dos estrofas del poema del gran Miguel Hernández dedicado a los aceituneros de Jaén,(1937).