Una de las ideas principales de venir hasta Cabo de Gata, era la de descubrir las maravillas que esconde este Parque Natural en Almería. Conocerlo, explorarlo y disfrutarlo y creemos que elegimos una de las mejores fechas del año, el otoño. No hacía frío, no llovía y sobre todo no había mucha gente, mas bien muy poca, lo que facilitó el que se disfrutáramos mejor del entorno.

El Cabo de Gata es Parque Natural Protegido desde 1987. Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1997 Zona de Especial Protección para las aves en 1989. Humedal de Importancia Internacional por sus Salinas en 1989 y Zona Especialmente Protegida para el Mediterráneo y Geoparque en 2001.

Su nombre es una deformación de Cabo de Ágatas, nombre que recibió de los navegantes fenicios, que atraídos por la abundancia de “agatas”, venían a comercializar con los Tartesos, civilización que floreció en el bajo Betis y que habitaba la región. Años después se demostró que no existió este preciado metal, y que esta confusión pudo ser debido al color de sus aguas.

El Parque Natural de Cabo de Gata abarca desde el Retamar al oeste, hasta Carboneras al este, siendo el propio cabo el que separa en dos partes bien diferentes el parque. Por un lado El Retamar y San Miguel de Cabo de Gata, en una zona mas bien llana y la zona este San José, Las Negras y Carboneras más abrupta, con hermosos valles, acantilados y preciosas calas.

El núcleo principal del Parque Natural lo forma la Sierra del Cabo de Gata, macizo montañoso de origen volcánico. La sierra se resuelve en un conjunto de picachos, pitones, crestas y domos, que dan origen a un paisaje escarpado y disertado.

Durante nuestra estancia, nos alojamos en la casa rural La Noria de Los Escullos, perteneciente al Complejo Tusístico Los Escullos. Este era nuestra base, desde donde hacíamos las excursiones. La casa, tiene una capacidad para unas 17 personas, consta de una cocina muy amplia equipada con todo lo necesario, microondas, vitrocerámica, horno y nevera. Un salón comedor muy grande, separado en comedor y en salón con chimenea, dos baños bastante grandes, y una enorme terraza. Un lugar ideal para ir en grupo o en familia, ya que su amplitud hace que en ningún momento te sientas agobiado.

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CaboGataCabo de Gata en 72 horas

El primer día:

Llegamos al atardecer y lo primero que hicimos, fue ir a visitar la Playa de Cabo de Gata, larga y de arena granulada que empieza en el pueblo y se une con la playa de Almadraba de Monteleva, quedando las Salinas justo en su parte trasera. Un paraíso para el turismo ornitológico y amantes de la fotografía, cientos de especies usan este ecosistema para invernar y descansar de los desplazamientos migratorios.

Dejando este pueblo y continuando con la carretera que se bifurca a la izquierda llegamos, después de un sinuoso camino, hasta las playas de Ancón de Cabo de Gata y Cala Arena, diminuta y preciosa cala antes de llegar hasta el Faro de Cabo de Gata. Desde el mirador del faro, podemos observar los Arrecifes de Sirenas y disfrutar de unas preciosas puestas de sol.

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Segundo día:

Salimos dirección a Rodalquilar, pequeña localidad situada en un hermoso valle y en un extremo de éste se encuentran unas antiguas minas de oro, ahora abandonadas. Estas minas tuvieron su época de esplendor desde finales del siglo XIX hasta finales del XX cuando dejaron de ser utilizadas.

En ellas se encuentra el  Museo Geominero donde te dan información de su historia y de lo que puedes encontrarte en el lugar. Desde su origen volcánico, la evolución con el paso de los años y la historia más reciente desde su creación hasta ahora, todo ampliado visualmente con maquetas.

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Tras pasar un buen rato y recorrer las minas, nos trasladamos hasta la Cala del Cuervo, pequeña cala encajada entre acantilados. Desde los del extremo derecho se divisan unas espléndidas vistas panorámicas de la costa septentrional del Parque. Se accede con facilidad desde la barriada de Las Negras, donde aprovechamos para almorzar un rico picnic; bocadillos, papas fritas de paquete y agua, de lo bueno, lo mejor!

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Después de comer,nos dirigimos hasta la Playa de Monsul, cerca del pueblo de San José. Pero nos perdimos por el camino, el GPS nos la jugó, es lo que tienen estos aparatejos de vez en cuando. Pero mira por donde, terminamos en una carretrerilla de tierra muy bonita. Bordeando un riachuelo desde donde vimos unos antiguos molinos de viento.

El pueblo de San José, surge por la instalación de una “Batería de Costa” en la “Bahía de Sollarete” en el siglo XVIII. Su misión era vigilar la bahía de Genoveses y la de San José hasta Cala Higuera. Dos fondeaderos naturales muy utilizados por los piratas berberiscos que atracaban en estas playas para proveerse de agua y alimentos. Hoy en día es una de las zonas turísticas más punteras del Parque Natural, con un puerto deportivo para el amarre de embarcaciones de recreo.

Después de dejar San José, la carretera de tierra que surge en lo alto del pueblo te lleva hasta varias playas. La primera que encuentras es Playa Los Genoveses, un par de kilómetros más adelante nos encontramos con la preciosa Playa de Monsul. Esta última es nuestra elegida por su grande y famosa duna, (aunque creo que no era lo que esperábamos), la playa si que es espectacular.

La duna es la imagen principal de la playa, aunque una de las cosas que más llama la atención es la enorme roca que hay junto a la orilla, desde la parte elevada de esta inmensa roca se divisan unas estupendas vistas de la playa y de la costa hasta el Faro de Cabo de Gata, un sendero que sale de la playa los une.

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El día terminó regresando por carretera hasta el faro. Uno de los mejores momentos del día llegó cuando paramos a tomar unas cervezas en el “Chiribus”. Un chiringuito de playa que originariamente fue un bus-bar donde refrescarse los días de playa. Sus dueños, gente muy simpática, se apresuran a contarnos su historia. El Chiribus, pasó de ser pintado por unos hippies en los 70 hasta lo que es hoy, un restaurante de playa.

En el Parque Natural hay muchísimas más excursiones por hacer, senderos que caminar y actividades que realizar. En otoño, es muy tranquilo y quizás de la mejor época para visitarlo, por su clima templado y pocos visitantes. En nuestra modesta opinión, el Cabo de Gata es un gran desconocido, un lugar bellísimo por visitar y conocer. En resumen, Cabo de Gata, es un paraíso por descubrir!

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