En un principio no estaba dentro de nuestros planes, lo habíamos comentado antes de iniciar el viaje, pero como ya sabéis nuestro reto era alcanzar Estrasburgo. Una vez visitada esta preciosa ciudad decidimos adentrarnos en Alemania, atravesar el río Rhin y recorrer una de las zonas mas hermosas, por lo menos de las mas visitadas y mas turísticas del país germano. Alvaro iba encantado, sumaría otro país mas a su larga lista de países visitados, sería la primera vez que estaríamos en Alemania.

Entramos con mucha ilusión, un país nuevo en todo, Francia era la tercera vez que la visitábamos, pasando un mes entero cada una de las veces, así que era ya bastante conocida. Los primeros kilómetros rodados por Alemania nos gustaban, todo muy verde, hermosas montañas, prados surcados por carriles bicis, muchos kilómetros de estos carriles y mucha gente rodando por ellos. Hermosos valles salpicados de bonitos pueblos, todos muy bien dispuestos, hasta los mas industriales. Hicimos una parada en un supermercado Aldi, son similares a los Lidl aunque algo mas económicos, otra de las cosas que nos sorprendió, que los alimentos en estos súper eran bastante mas baratos que en Canarias.

Nuestra intención era llegar a Triberg y pasar allí la tarde, hacer noche y continuar al día siguiente. Esta población posee las cascadas mas altas de Alemania, es la capital de los relojes de cuco, contando con el mayor del mundo, además de poseer y ser los inventores de la receta de la famosísima tarta de la “Selva Negra”. Lo primero que hicimos nada mas llegar fue ir a visitar las cascadas, éstas cuentan con una altitud de unos 163 metros, para acceder a ella tienes que pagar para poder entrar al boscoso desfiladero donde se encuentra situada. Su recorrido está adaptado para personas que tengan alguna discapacidad, y en él podremos toparnos con ardillas rojas, que acostumbradas a que los visitantes les den frutos secos, posarán para nosotros. Otra de las atracciones que visitamos en este lugar son los relojes de cuco, se cuenta que esta afición surgió antaño cuando este pueblo se quedaba aislado por la nieve y sus habitantes pasaban las horas de invierno tallando los relojes.Aquí se encuentra el Weltgröste Kuckucksuhr que reclama el título de reloj de cuco mas grande del mundo, y que sale en en libro Guinness. La noche la pasamos en un parking de autocaravanas y campers-van a las afueras del pueblo.

Al día siguiente, la mañana se presenta algo lluviosa, así que después de un buen desayuno nos vamos hacia Villingen-Schwenningen, un precioso pueblo medieval rodeado por unas impenetrables murallas, centro urbano adoquinado y peatonalizado, y del que poco pudimos disfrutar pues llovía y llovía, lo que hizo que nuestra visita fuera breve. Decidimos proseguir algo mas al sur, no tenía pinta de escampar rápido, así que marchamos a uno de los lugares mas turísticos a la vez que bonito de la Selva Negra, el Lago Titisee. Es un precioso pueblo cercado por el famoso lago de época glaciar y rodeada de un frondoso bosque. A Alvaro no se le ocurrió mejor forma de recorrer el lago que alquilar una barca a motor eléctrica, y sinceramente fue la mejor opción, el paseo de mas de media hora que nos dimos por él, disfrutando de su gran belleza.

Llegaba la tarde y teníamos que decidir si pasar la noche allí o bien marchar para Konstanz, en el Lago Constanza, ciudad que hace frontera con Suiza, bueno mas bien está dividida en dos naciones. Al final y con la sensatez de ganar media jornada al viaje decidimos llegarnos hasta allí y así ya teníamos el día siguiente para disfrutar de esa hermosa zona.